miércoles, 27 de febrero de 2013

Lo complicado de gobernar Guerrero


Por: Fernando Hinterholzer Diestel

¿Qué significa gobernar para un político? Gobernar no es una tarea fácil, aunque se pueda describir con unas cuántas palabras, se trata de administrar algunos de los recursos de la sociedad para alcanzar ciertos objetivos. No es mucho más que eso, pero eso es muchísimo.

Así que gobernar tiene dos partes de política por una de administración. Obtener recursos es un asunto político, porque hay que decidir quién aporta qué y cuándo, y lo mismo aplica para la definición de los objetivos a alcanzar.

Todo el proceso intermedio es un asunto más bien técnico, aunque nunca escapa por completo de la política.

Un buen gobernante es capaz de generar la confianza e impulsar con su liderazgo el compromiso de la sociedad para llevar a la ciudadanía a un mejor nivel de bienestar.

Con programas sociales de avanzada seguramente se logra ese cometido. La función primordial de un gobierno es buscar servir de la mejor manera a la sociedad.

Pero un buen gobernante debe tener ciertas cualidades y habilidades para desempeñarse decorosamente en la función pública: liderazgo, para movilizar a todos los grupos de la sociedad en beneficio de todos.

Capacidad administrativa para tomar decisiones de competencia para el gobierno que tenga impactos positivos en relación con la sociedad, y Ángel Aguirre las tiene.

Corresponsabilidad de la autoridad con la sociedad, esta cualidad es quizá una de las más difíciles de llevar a cabo, por la enorme tentación que tiene el gobernante de realizar acciones para la sociedad y no exigir de ella nada a cambio.

Dar tranquilidad  la entidad, es un   compromiso de Aguirre a la sociedad. Y es que el miedo que alcanzó a la ciudadanía por la guerra contra el crimen organizado en los tres niveles de gobierno paralizó al ciudadano.

Esperamos que con sus buenos oficios, con la ayuda del gobierno federal y de expertos con probidad innata, hoy haya resultados de mejor seguridad.

La seguridad pública, el respeto a las leyes, el orden y la coexistencia pacífica son la piedra angular de todo estado de derecho, así lo ha manifestado el gobernador Aguirre.

Cualquier proyecto de gobierno de carácter social o económico se nulifica con la ausencia de seguridad. La cual además es la función principal del estado como rector de la sociedad.

Hace unos días, el autoritarismo príista, esta vez encabezado por el “mafioso” D Manlio Fabio Beltrones crítico la gestión del Gobernador Aguirre. 
La historia comenzó con la autorización de policías comunitarios en Guerrero por parte del gobernador Aguirre.

Siguió con una crítica general del coordinador del PRI en el Congreso a todos los gobernadores, en el sentido que si no podían proveer seguridad a sus gobernados, pues podrían considerar la renuncia.

Aguirre respondió con un conejo de la chistera que recordaba sutilmente que uno de los mentores de Beltrones fue Fernando Gutiérrez Barrios, el arquetipo del policía-político, y le recetó el calificativo de represor.

Beltrones dijo que no sabía si las declaraciones las había hecho en estado de sobriedad, pero sin acordarse de que él mismo estuvo involucrado en el asesinato de Luis Donaldo Colosio, dardos orales que esconden diferendos antiguos.

Aguirre derrotó al pupilo de Beltrones (Manuel Añorve) en las elecciones del 2011 y esto aunado al saqueo de la administración municipal añorvista, ha provocado  una reedición de la batalla en la lucha por los espacios del  gobierno de Guerrero, para el 2015.

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