domingo, 16 de diciembre de 2012

San Mateo, campeón por cuarto año del porrazo de tigre

* Sufre para derrotar a San Francisco y por poco pierde ante San Antonio


Rogelio Agustín Esteban/SNI
CHILPANCINGO, GRO. La plaza de toros Belisario Arteaga estalló en gritos de júbilo en cuanto las espaldas del tigre de San Antonio tocaron plenamente la arena, el juez dio la señal de que el duelo había concluido y en consecuencia, el representante de San Mateo se alzaba con el campeonato por cuarto año consecutivo.
Eran las 17:15 horas del domingo 16 de diciembre, más de 15 mil personas abarrotaron la plaza y se dispusieron a vivir el momento culminante del tradicional paseo del pendón, que marca el inicio de la feria de Navidad y Año Nuevo, la fiesta más importante de la capital de Guerrero.
En el Porrazo de Tigres participa un representante de cada uno de los cinco barrios tradicionales que integran la cabecera municipal de Chilpancingo; San Mateo, San Antonio, San Francisco, Santa Cruz y Tequicorral.
Es una lucha cuerpo a cuerpo, en donde hombres vestidos con un traje amarillo con motas negras, miden fuerzas y destreza para buscar que el oponente quede con las espaldas al piso y la cara al cielo.
No se permiten llaves de lucha libre ni golpes de artes marciales, tampoco es un pleito callejero, se trata más bien de un ritual en el que la fortaleza, condición física y maña para empujar y jalar –a brazo partido-son claves para imponerse.
La confrontación está amenizada por la música tenue de un pitero, que hace sonar una flauta de carrizo al tiempo que toca un pequeño tambor.
Los tigres si colocan al centro de la plaza, acatan las órdenes del juez y después avanzan simultáneamente. Se desplazan con pasos rítmicos, miden al adversario y después inician los agarres y empellones en el intento de derribarlo mientras un juez se asegura que no haya golpes ni movimientos prohibidos.
Los porrazos 2012
En el primer porrazo de este domingo, el tigre de San Francisco fue el primer en confrontar al de San Mateo, que llegó precedido de una racha triunfadora de tres años consecutivos.
Ambos estuvieron a punto de ser descalificados, pues durante casi 40 minutos ninguno daba señales de supremacía, era una lucha pareja y tediosa, pese a que San Francisco era más alto y corpulento.
El juez determinó descalificarlos, pero la muchedumbre protesto y ante la indicación del alcalde, Mario Moreno Arcos decidió prorrogarla.
Entonces vino un encuentro al estilo de David y Goliat, un representante del barrios de San Antonio que era superado el estatura y peso por el de Santa Cruz, quien además ya fue campeón durante tres años consecutivos.
El empuje siempre estuvo del lado de San Antonio y pese a que ninguno quedó con las espaldas planas, el juez determinó dar el triunfo al que siempre mostró las ganas y marcó el ritmo del porrazo.
San Mateo enfrentó entonces el capítulo de definición con San Francisco, al que derrotó con muchos esfuerzos pero de manera contundente y clara, lo que no dio lugar a protestas.
Casi enseguida el campeón tuvo que enfrentar a un impetuoso contendiente de Tequicorral, más joven, con movimientos rápidos y fuertes, aunque con poca paciencia para enfrentar un rival tan experimentado.
El tigre de Tequicorral soltó una mordida en la mano derecha del de San Mateo y el juez fue implacable, determinó la expulsión cuando el encuentro aún era muy joven.
La gran final se pactó entonces entre los barrios que tienen como patronos a San Mateo y San Antonio.
La multitud congregada en la plaza estaba mayoritariamente del lado de San Mateo, los de San Antonio casi no pudieron entrar, pero eso no caló en el ánimo de su enviado, un joven de 22 años que al principio fue subestimado por enfrentar un oponente más alto y robusto, pero al derrotarlo inspiró temor en los seguidores del campeón.
Más vale maña
Frente a frente, escucharon las indicaciones del juez, se saludaron con respeto y dieron paso a una contienda equilibrada en lo físico.
El desgaste de San Mateo se compensó con el respaldo de la multitud, además de estrategia que fue más allá del área de combate.
Tras el primer amarre fuerte, el tigre de San Antonio cayó sentado y posteriormente se le aventó de espaldas a la arena, pero el juez aclaró que esa no era una caída válida, por lo que el porrazo debía seguir.
Aunque el jerarca se dijo lastimado de un hombro, el personal que lo revisó determinó que podía seguir.
San Antonio cayó en un exceso de confianza y pensó prolongar las cosas, pero d manera inesperada San Mateo le ganó el juego de las articulaciones inferiores, afianzó bien las extremidades superiores y dejó caer todo el paso de su cuerpo.
Cuando los hombros del tigre retador tocaron la arena, la plaza estalló en gritos de júbilo y los conductores celebraron la existencia de un campeón, luego destacaron que era por cuarto año consecutivo San Mateo se llevaba el tradicional porrazo.
Con los ojos rojos y una expresión de sorpresa en el rostro, el joven seleccionado del barrio de San Antonio reconoció el resultado adverso, miró al oponente que festejaba y se alejó del lugar, para no opacar con su expresión de tristeza el momento de júbilo que se vivía en la plaza de toros.

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